Una clase para acercarte a este arte milenario

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Clases de Tai Chi - Chi Kung






Los entrenamientos de Chi kung son una gran herramienta para la salud y el conocimiento profundo del cuerpo. Trabajan desbloqueando las articulaciones, equilibrando la energía de los organos, despertando los centros de energía y serenando la mente.Practicar la forma de Tai Chi Chuan es habitar el misterio, meditar en movimiento.

Las dos son disciplinas taoistas milenarias, que pueden ser practicadas por personas de todas las edades.

Las clases son los lunes de 18.30 a 20 hs


en Chacarita (cerca de la estación dorrego)

y cuestan 210 pesos por mes.

Para probar una clase
franciscogfaure@gmail.com
15 5146 1843 - 4854 4910

niño chen, ay!

Pequeño Tao

el Tao es seguir el camino
el Tao es realizar el camino
el Tao es el propio camino

El Tao es seguir el propio camino. Y estar de acuerdo con la Naturaleza. La Naturaleza es la Energía, la energía vital.

El hombre aprende de la suavidad de la tierra, que sigue la circulación incesante del cielo, que acompaña el Tao, que es lo más natural.

El secreto de la vida en la tierra y después de la muerte está en la Unidad.

La unión es el poder de la circulación
La circulación del sol y de la luna es el Tai Chi de la Naturaleza, que es la propia alternancia del día y la noche, de la actividad y el reposo.

La naturaleza es nuestro Maestro de Tai Chi.

El Tai Chi Pai Lin es un entrenamiento de ayuda mutua entre movimiento y serenidad.

A través de la serenidad se entrena el corazón, a través del movimiento la flexibilidad del cuerpo.

Alternando movimiento y serenidad cultivamos cuerpo y espíritu. El movimiento suave preserva la salud del cuerpo. La serenidad cultiva el espíritu.

Fragmentos de Pequeno Livro do Tao, de Jerusha Chang

El guerrero

Un guerro sabe que es sólo un hombre. Su único pesar es que la vida es tan corta que no le permite asir todas las cosas que quisiera. Pero, para él, eso no es un problema, es sólo una lástima.

Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido

Un guerrero elige un camino con corazón, cualquier camino con corazón, y lo sigue, y luego se regocija y ríe. Sabe, porque ve, que su vida se acabará demasiado pronto. Sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás.

Carlos Castaneda, Una realidad aparte

Tai Chi Pai Lin


El Tai Chi Chuan, con 37 movimientos básicos, se presenta como camino. No encierra un fin en sí mismo, transforma, mueve, redondea, para que las energías se atraigan y se complementen creando armonía. El gesto lleva al entrenamiento interior. Más que una secuencia de posturas, existe un estado en el cual el fuego desciende y el agua sube, generando la dinámica del equilibrio. La respiración tiene importancia fundamental. No debe salir de su raíz, la región del ombligo. Si comienza a subir cada vez más, si sube hacia el pecho y del pecho a la garganta, la persona entra en un proceso degenerativo. La respiración del Tai Chi Chuan promueve un retorno a esa respiración de raíz. Los movimientos trasmiten belleza. Pero al practicante no le interesa el resultado exterior. La precisión del movimiento importa apenas para la propia interiorización.

El Tai Chi Chuan es un entrenamiento de unión del cuerpo y el espíritu. Para preservar el espíritu, es necesario el recogimiento. Espíritu disperso quiere decir energía dispersa. Cuando el espíritu se recoge se conserva la energía. Se recomienda tener el espíritu siempre presente. Los taoístas dicen que el espíritu es hijo de la energía.

El Tai Chi Chuan tiene algo en común con otras artes marciales. Pero se diferencia en el no uso de la fuerza. No hay confrontación ni resistencia. Hace un vacío a la fuerza oponente. Las otras utilizan movimientos de animales. Comienzan por la técnica formal de lucha. El Tai Chi Chuan trasmite el aprendizaje de la circulación de la naturaleza. Reposa al practicante. El camino del Tai Chi comienza por el conocimiento del Tao y por las prácticas que otorgan salud y larga vida.

Maestro Liu Pai Lin

Meditar para vivir

Trabajo con el pensamiento
¡Los pensamientos son muy útiles! Son la actividad natural de la mente. Sin embargo, tienden a proliferar en exceso, a fluir y a dominar el carácter. Los pensamientos pueden convertirse así en hábitos mentales fijos que inhiban tu sabiduría y compasión naturales. He clasificado mis pensamientos habituales en tres tipos: los intensos, los habituales y los pasajeros.

Los pensamientos intensos son los que surgen cuando sufris un choque imprevisto, cuando algo doloroso te toma por sorpresa. Los pensamientos surgidos de la conmoción y del dolor suelen ser muy obsesivos y repetitivos. Resulta muy difícil hacerles frente porque son muy poderosos y puedes perderte en ellos. Cuando medites observa lo que ocurre.

Los pensamientos habituales son como un surco o ranura en el que tendemos a caer una y otra vez.
- Soñar despierto: podrías tener tendencia a soñar despierto. La ensoñación se caracteriza por una sensación seductora y adherente. Suele empezar con "si yo hubiera" o "si yo fuera" y después se convierte en una película de la que sos el protagonista, el guionista, el director y el productor. En esta película la vida es maravillosa. Todo se desarrolla de acuerdo a tus planes sin ninguna interferencia externa. Disfrutás retocando el sueño acá y allá. Podés soñar despierto con tu pareja perfecta, con una casa, un hijo o un trabajo. Un exceso de ensoñación siempre es frustrante, porque no es posible meter la realidad multidimensional en un sueño unidimensional. Concentrate en la respiración y volvé a la realidad, al potencial de este momento multifacético

- Repasar el pasado: quizás tiendas a obsesionarte con ciertos sucesos del pasado. Rumiando sobre lo ocurrido, recordás que alguien te dijo o te hizo algo doloroso. Y continuas repitiéndote la historia, con lo que cada vez te sentís peor. Después vas hacia el futuro y preparás tu revancha, jugando con distintos escenarios para conseguir el máximo efecto. El pasado ya fue.

- Fabricar historias a partir de casi nada. Este hábito suele estar causado por el miedo o la inseguridad. Un buen ejemplo es cuando esperamos a alguien que llega tarde. Pasamos de "espero un rato más", a "no me quiere", a "nadie me quiere", a "detesto a todo el mundo". Cuando llega por fin, con una buena escusa para justificar su retraso, es probable que te encuentres muy irritada y a punto de perder la razón. Hace uso de la indagación y preguntate si es cierto que esa persona no te quiere.

- Especular y crear elaboradas construcciones mentales

- Planear: Es muy útil, pero ¿se convirtió en un hábito rutinario? Al planear nos apartamos del presente y damos un salto adelante para impedir que se produzca alguna sorpresa desagradable. Pero la vida es impredecible, y aunque un poco de planificación resulta útil, planificar en exceso es restrictivo.

- Juzgar: El juicio te sitúa aparte de la realidad, un poco por encima. Estás constantemente comentando lo que sucede en vez de participar plenamente en ello. Pero cuando el discernimiento se convierte en el hábito de juzgar, es un peso que ponés sobre vos y tus relaciones. Una mente que juzga es una carga muy pesada.

- Calcular: ¿Estás acostumbrado a contar y medir? Mientras estás sentado meditando podrías estar calculando cuanta plata tenés en el banco, o las cuentas que te quedan para pagar. O podrías dedicarte a contar cuantas veces respiraste desde que naciste.

- Dejar las cosas para más adelante: ¿hiciste de la queja un hábito? Quiza te digas que podrías meditar si el cuarto estuviese más silencioso o que serías un gran meditador si las instrucciones fueran más precisas. Podés causarte mucho sufrimiento con estas frases condicionales. Ahora es el único momento existente, ésta es la única respiración.

Resulta más fácil percibir e indagar en los hábitos mentales durante la meditación si no te situás en ellos directamente. Elegí otro objeto de concentración, como la respiración o la sensación corporal y cuando te distraigas, percibí suavemente el pensamiento y nombralo: "ensoñación", "planificación" o "cálculo". No dediques mucho tiempo a describirlo o explicarlo. Nombralo rápidamente y volvé al objeto de concentración. De este modo, la meditación te va a permitir ver tus hábitos mentales sin alimentarlos y sin que aumente su dominio sobre vos.

El tercer tipo de pensamientos son los pasajeros o ligeros: son cadenas de pensamientos mecanicos en las que empezas pensando en la tía Berta y diez minutos después te descubrís pensando en Nueva York, sin ser capaz de acordarte cómo pasaste de un tema a otro. La mente los produce si se deja deambular a su gusto. No obstante, la meditación requiere cierta disciplina; estás cultivando la concentración y la indagación. El objetivo no es sentarte en silencio y sin conciencia. Estás entrenando tu mente para que esté más alerta, de manera suave pero determinada.


fragmento de Meditar para vivir de Martine Batchelor